Aumenta la percepción de corrupción en España

Aumenta la percepción de corrupción en España

A pesar de que la corrupción sigue siendo generalizada en todo el mundo, en la edición 2015 del Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional ha habido más países que han mejorado su puntuación de los que la empeoraron. España es un ejemplo de los segundos y se sitúa ahora en 58/100 puntos.

España ha vuelto a perder puntos y se sitúa ahora con 58/100 en el Índice de Percepción de la Corrupción. Con ello pierde dos puntos con respecto al IPC 2014 (que era de 60); la puntuación que recibió en 2013 fue de 59, con una bajada muy fuerte, por ello, tras observar los datos de 2014, se preveía que continuara la mejora, pero los datos de 2015 no lo expresan así.

Con esta puntuación se puede aceptar que, en su conjunto, España no tiene corrupción sistémica, como ocurre en un gran número de países, sino múltiples escándalos de corrupción política en los niveles superiores de los partidos y de los gobiernos.

Estas puntuaciones de 2013, 2014 y 2015 suponen la continuación en el cambio de ciclo que se inició a partir de la crisis económica, que hizo que España pasase de puntuaciones de 7,1 a puntuaciones inferiores poco a poco (en torno al 6). En estas tres últimas ediciones ha alcanzado las puntuaciones más bajas en los últimos quince años. Y este año, la peor.

Las razones de este descenso en los tres últimos años son complejas; por una parte, los sistemas de control se han mostrado más eficaces y han venido aflorando muy numerosos casos de corrupción; por otra parte, las denuncias de los medios de comunicación y el relevante eco social y atención prestada a los casos ahora aflorados han influido intensamente en la percepción ciudadana, generando un estado general de indignación.

También es cierto que la crisis económica ha incrementado el nivel de exigencia social, y aunque la justicia viene cumpliendo su función con cierta eficacia y nivel de resultados, a pesar de su lentitud, se ha generado desde fines de 2009 un muy alto nivel de alarma social; finalmente, aunque el enfriamiento de la economía, especialmente en el sector urbanístico, permite pensar que los casos de corrupción se han reducido en ese ámbito, la lentitud de las sanciones penales, la baja intensidad de las penas en casos de corrupción relevante, la expansión de los escándalos a las instituciones clave del Estado, y la sensación de impunidad explican bien la percepción social negativa que se mantiene en este Índice.

Si las siete encuestas en que se basa el Índice indican que España tiene una situación de corrupción alta entre los países del euro (aunque no entre los 168 países en su conjunto), si los expertos se ratifican en sus apreciaciones anteriores y no aportan datos de mejora, “es evidente que podemos decir que o los efectos de las medidas tomadas hasta ahora no son aún perceptibles o que son insuficientes y hay que seguir insistiendo en el trabajo anticorrupción en todos los niveles de gobierno. Las dos afirmaciones son compatibles y en ellas nos ratificamos”, explican desde Transparencia Internacional.

“Hay cambios en marcha que esperamos que mejoren la situación, pero son insuficientes. España tiene un problema de corrupción política muy serio y se tiene que afrontar de manera integral y sin parches. Los efectos sobre la imagen de España de estos datos son negativos, sus efectos sobre posibles inversiones podrían también dañarnos. La crisis política y la debilidad institucional pueden ser un problema para la continuidad de las reformas, pero pueden ser una oportunidad para el cambio profundo y la llegada de nuevas fuerzas realmente comprometidas con la transformación institucional que se necesita en este terreno”, concluyen.

Los resultados del IPC a nivel internacional

El IPC 2015 contempla la percepción de corrupción en el sector público en 168 países. Más de dos tercios de estos 168 países obtuvieron una puntuación inferior a 50, en una escala de 0 (percepción de altos niveles de corrupción) a 100 (percepción de ínfimos niveles de corrupción).

Dinamarca ocupa el primer lugar por segundo año consecutivo, mientras que Corea del Norte y Somalia muestran el peor resultado, con apenas 8 puntos cada uno.

Los países en las primeras posiciones presentan características comunes que son clave: altos niveles de libertad de prensa; acceso a información sobre presupuestos que permite al público saber de dónde procede el dinero y cómo se gasta; altos niveles de integridad entre quienes ocupan cargos públicos; y un poder judicial que no distingue entre ricos y pobres, y que es verdaderamente independiente de otros sectores del gobierno.

Entre los países que han tenido un mayor descenso en sus posiciones durante los últimos cuatro años se incluyen Libia, Australia, Brasil, España y Turquía. Brasil es el que más posiciones ha descendido en el índice, al empeorar 5 puntos y bajar 7 posiciones en una escala de 76 (como consecuencia probable del escándalo de Petrobras).

Los países que han mostrado mejoras más sustanciales fueron Grecia, Senegal y el Reino Unido. Por otra parte, países como Guatemala, Sri Lanka y Ghana, son ejemplos de cómo la ciudadanía y la sociedad civil han unido esfuerzos para combatir de forma efectiva la corrupción.

Además de conflictos y guerras, los países en las últimas posiciones del ranking se caracterizan por su gobernabilidad deficiente, instituciones públicas frágiles como la policía y el poder judicial, y falta de independencia en los medios de comunicación.

“El Índice de Percepción de la Corrupción de 2015, muestra claramente que este fenómeno sigue asolando al mundo. No obstante, 2015 también fue un año en el cual las personas nuevamente salieron a las calles para protestar contra la corrupción. A nivel global, el público envió un mensaje contundente a quienes están en el poder: es el momento de hacer frente a la gran corrupción”, ha manifestado José Ugaz, presidente de Transparency International.

El Índice de Percepción de la Corrupción se elabora a partir de las opiniones de expertos sobre la corrupción en el sector público. Las puntuaciones de los países pueden ser positivas cuando existen mecanismos de gobierno abierto, a través de los cuales el público puede exigir que sus dirigentes rindan cuentas, mientras que una puntuación deficiente evidencia un contexto donde prevalece el soborno, los actos de corrupción quedan impunes y las instituciones públicas no dan respuesta a las necesidades de los ciudadanos.

Fuente: http://www.compromisoempresarial.com

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