El 57% de los plásticos acaba en los mares

El 57% de los plásticos acaba en los mares

Las cifras ofrecidas por Ecoembes y SEO/BirdLife durante la presentación de la campaña «No abandones más plásticos», en el marco del Proyecto Libera, son escalofriantes. Por ejemplo, se producen anualmente 407 millones de toneladas en el mundo, de las cuales la mayoría termina en vertederos o, lo que es peor, en entornos naturales. Con su trabajo conjunto, han conseguido caracterizar más de 109.000 residuos, siendo los más comunes las colillas, botellas y bolsas de plástico y toallitas.

Óscar Martín propone varias soluciones para terminar con lo que llama #basuraleza, entre ellas, la concienciación de la ciudadanía, trabajar con las administraciones públicas para que haya un marco regulatorio que favorezca más la economía circular, también con el sector industrial y la ciencia. «Tenemos que saber el verdadero impacto de los residuos», afirma. El consejero delegado de Ecoembes cree que aunque la directiva europea que prohibe el uso de plásticos de un solo uso es un paso importante, no es suficiente y se queja de que, entre otras cosas, no contemple para nada la educación y concienciación de los consumidores. En su opinión, las leyes deben «dar un paso valiente, por ejemplo, con la creación de un observatorio que vigile lo que están haciendo los países de todo el mundo, es algo que no existe y es lamentable».

“Estamos ante un problema que tiene solución. Sumando fuerzas y trabajando en la concienciación de todos, podemos llegar a un futuro sin basuraleza. La sociedad necesita generar conciencia sobre el problema del abandono de residuos en la naturaleza. En primer lugar es importante fomentar un consumo responsable; es el ciudadano la que puede elegir qué, dónde y cómo comprar e incluir criterios ambientales en esa decisión. Debemos plantearnos nuestro modelo de consumo y virar al modelo de economía circular. Por último, es fundamental que los residuos generados no se abandonen sino que se depositen en el contenedor o papelera correspondiente para, si cabe, su posterior reciclaje”, cree Óscar Martín.

Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife considera que «vamos muy lentos en la resolución del problema de los residuos porque no sé si de verdad se están tomando todas las medidas necesarias» aunque reconoce que algo muy positivo es que «las personas son cada vez más conscientes. El cambio global es urgente y el mejor empuje es el consumidor cuando elige lo que compra». Ruiz dice que «estamos rodeados de plástico y esto puede afectar a nuestra salud».

La directora ejecutiva de SEO/BirdLife se queja de que el abandono de los residuos supone «una importante amenaza para la conservación de nuestra biodiversidad, llegando incluso a entrar en la cadena alimenticia, afectando a nuestra propia salud. Pero esto es la consecuencia, debemos fijarnos en el origen del problema”. Y añade que “debemos fomentar desde todos los ámbitos otro modelo de economía, pensar en la economía circular como única garantía de futuro. Como ya dijimos en la presentación de este proyecto: debemos cambiar la mentalidad y pasar del “no lo cojas, es basura” a “no lo tires, es un recurso”.

El terreno donde la comunidad científica internacional ha avanzado más es el del impacto de los plásticos en los mares y océanos, sobre todo en relación a la vida silvestre. Los primeros casos documentados de ingestión de plástico datan de 1966, cuando se encontraron 74 pollos de albatros de Laysan en un atolón del Pacífico[iii]. De entre los últimos datos obtenidos, destacan los de losinvestigadores de CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisatio) de Australia y del Imperial College de Londres, que han encontrado que la mayoría de las especies de aves marinas contienen plástico en sus intestinos y se estima que en 2050, el 99% de las aves marinas tendrán plástico en su aparato digestivo por ingesta directa[iv].

La recopilación científica sobre El impacto del abandono de plástico en la naturaleza a nivel mundial presentada hoy también recoge un estudio llevado a cabo por el Instituto de Ciencias Marinas de Virginia que demostró que grillos de la especie Acheta domesticus y otros insectos terrestres pueden ingerir plásticos desechados en la naturaleza y con ello acumular polibromodifenil éteres (PBDE), unos compuestos químicos medioambientalmente persistentes que se usan como aditivos en los plásticos y que se consideran tóxicos [30]. Según otro estudio realizado en Estados Unidos, los seres humanos también estamos expuestos a los PBDE, principalmente a través del polvo y nuestra dieta[v].

Además de otros impactos procedentes del uso del plástico en actividades agrarias, destaca el abandono en zonas agrícolas y ganaderas por convertirse en una trampa mortal para muchos animales. Un estudio alertaba de cómo los enredos provocados por cuerdas de enfardar amenazan a las águilas pescadoras. Este material, obtenido de desechos agrícolas, es usado por estas y otras aves para construir sus nidos, suponiendo un peligro para los pollos y los adultos, pudiéndoles llegar a causar estrangulamientos.

Otro estudio sobre la cigüeña blanca en Polonia, analizó el impacto de las cuerdas de plástico en el desarrollo de sus pollos y mostró que este material provocó enredos en las patas de al menos el 21% de los individuos estudiados, ocasionando la destrucción parcial de las patas, llegando en algunos casos a la autoamputación.

Gracias a las campañas de ciencia ciudadana del Proyecto LIBERA, se han logrado caracterizar 109.000 residuos recogidos de la naturaleza que muestran la gran presencia de plásticos abandonados: colillas, envoltorios, toallitas, bolsas. Para continuar conociendo el impacto de la basuraleza, desde LIBERA se ha puesto en marcha un gran proyecto de ciencia que tiene como objetivo conocer el impacto de la basuraleza en 140 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA). Se van a tomar muestras de agua, suelo y excrementos de animales silvestres que se analizarán por investigadores del CSIC para analizar la presencia de fitosanitarios, metales pesados, derivados de plástico y medicamentos.

El impacto de los plásticos en la salud humana está por determinar. Estudios preliminares abalan la presencia de microplásticos en el cuerpo humano. La comunidad científica trabaja en generar conocimiento acerca de cómo puede afectar a nuestro organismo el consumo continuado de estos microplásticos. Cabe destacar que los plásticos frecuentemente contienen aditivos como pigmentos, estabilizadores UV e ignifugantes, aumentando la tipología de sustancias químicas a las que estamos expuestos con la ingesta de plásticos. El bisfenol A (BPA), sustancia utilizada en la producción de algunos plásticos, fue incluida en 2017 en la lista de sustancias candidatas extremadamente preocupantes en la Unión Europea debido a sus efectos potencialmente tóxicos para la capacidad reproductora y potenciales propiedades de alteración endocrina. En diciembre de 2016, la Comisión Europea tomó la decisión de restringir el uso del BPA en el papel térmico en la Unión Europea. Esta prohibición entrará en vigor en 2020.

El informe también recoge una batería de soluciones que pasa por la responsabilidad individual de no abandonar ningún residuo, consumir de manera responsable, reducir, reutilizar, reciclar; la implicación de la comunidad científica para seguir investigando sobre la afectación en todos los ecosistemas; el compromiso de las administraciones públicas para el desarrollo de políticas que integren la prevención en el abandono de basuras, la conservación de la biodiversidad, la salud y el medio ambiente de acuerdo con los principios de una economía circular; la apuesta sostenible del sector industrial y el apoyo de la comunidad educativa y de las organizaciones ambientales. Todo ello, incidiendo en la concienciación como base de la problemática en todos los sectores.

En este sentido, el Proyecto LIBERA, desde sus inicios en mayo de 2017 trata de presentar soluciones para acabar con la basuraleza trabajando desde tres ámbitos de actuación: el conocimiento, la prevención y la participación. A pesar de su corta andadura, el proyecto ha generado un movimiento social en el que han participado 28.000 ciudadanos y han colaborado 740 entidades en 703 puntos de trabajo, en los que se han recogido un total de 107 toneladas de basuraleza.

Fuente: https://diarioresponsable.com

Otras Fuentes
Categorias: Medio Ambiente, Noticias
Tags: Mares, Plásticos

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