Colombia y los ODS: Entre los Retos y las Oportunidades de un Futuro Sostenible
En 2015, Colombia asumió el compromiso de la Agenda 2030 de la ONU, sumándose al esfuerzo global para alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estos objetivos abordan desafíos sociales, económicos y ambientales, que van desde la erradicación de la pobreza y el acceso universal a la educación, hasta la lucha contra el cambio climático y la promoción de la igualdad de género. Si bien el país ha hecho importantes avances, también enfrenta obstáculos significativos que dificultan la implementación completa de los ODS para el año 2030.
En Colombia, el compromiso con los ODS se ha materializado en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022 y en el Documento CONPES 3918 de 2018, que proporciona la hoja de ruta para integrar las metas de la Agenda 2030 en las políticas públicas. Este marco legal establece estrategias claras para avanzar en temas como la pobreza multidimensional, la sostenibilidad ambiental y la reducción de las desigualdades. Sin embargo, la implementación ha sido más compleja de lo previsto, en parte debido a desafíos estructurales y presupuestales.
Uno de los obstáculos principales es la limitada financiación pública para los proyectos que apuntan a cumplir con los ODS. Aunque se ha destinado un porcentaje importante del presupuesto nacional a estas iniciativas, el déficit fiscal crónico del país, agravado por la pandemia de COVID-19, ha desviado recursos necesarios hacia la recuperación económica y sanitaria. El presupuesto para 2024, por ejemplo, refleja este reto, con ajustes en áreas clave para cumplir los ODS, como la salud y la educación. Sin un financiamiento constante y adecuado, muchos proyectos de desarrollo sostenible corren el riesgo de quedar incompletos o mal ejecutados.
El marco legal, como la Ley 1753 de 2015 (que adopta el PND 2014-2018) y la Ley 1955 de 2019 (PND 2018-2022), ha sido clave en la inclusión de la sostenibilidad en las políticas públicas del país. No obstante, las leyes por sí solas no garantizan el éxito si no están respaldadas por una asignación presupuestaria sólida y una ejecución eficiente de los proyectos. Además, la Ley 1931 de 2018, que establece los lineamientos para la gestión del cambio climático, es un ejemplo de la voluntad de Colombia para actuar frente a los desafíos ambientales, pero su impacto dependerá de una implementación más robusta.
Otro de los problemas estructurales que enfrenta el país es su dependencia de la explotación de recursos naturales, como el petróleo y el carbón, que generan importantes ingresos fiscales pero también grandes impactos ambientales. Esta contradicción entre desarrollo económico y sostenibilidad es un reto enorme para el cumplimiento de los ODS. A pesar de los esfuerzos por diversificar la matriz energética del país hacia fuentes más limpias, el peso del sector extractivo sigue siendo determinante para la economía nacional. Alcanzar las metas ambientales, como el ODS 13 sobre acción climática, requiere que Colombia reduzca su dependencia de los combustibles fósiles, lo que implica decisiones políticas difíciles en términos de crecimiento económico a corto plazo.
A nivel social, las profundas desigualdades regionales también juegan en contra de la implementación de los ODS. Colombia es un país con brechas marcadas entre las grandes ciudades y las zonas rurales. En regiones como Bogotá, Medellín o Cali, se han logrado avances significativos en educación, salud y acceso a servicios básicos. Sin embargo, departamentos como La Guajira, el Chocó y el Cauca siguen rezagados en casi todos los indicadores de desarrollo. Estas desigualdades regionales reflejan la dificultad de aplicar políticas homogéneas para un país tan diverso en términos geográficos y sociales.
Otro desafío crítico es la corrupción. Según Transparencia por Colombia, la corrupción es uno de los mayores obstáculos para el uso eficiente de los recursos públicos. Cada peso que se desvía o se malgasta es un paso atrás en la lucha por la equidad, la reducción de la pobreza o la mejora del acceso a servicios básicos. La transparencia y el fortalecimiento institucional son esenciales para asegurar que los recursos destinados a los ODS lleguen a donde más se necesitan.
Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, hay aspectos positivos que destacar. La implementación de los ODS en Colombia podría tener un impacto transformador en la vida de millones de ciudadanos si se logra una ejecución efectiva. La erradicación de la pobreza, la mejora en la educación y la protección del medio ambiente no solo significarían avances en calidad de vida, sino que también generarían una economía más inclusiva y resiliente, capaz de enfrentar los desafíos globales de los próximos años.
Si Colombia logra cumplir los ODS, la población se beneficiará de una mayor equidad social, acceso a servicios esenciales de calidad, una reducción en las brechas de género y una economía más diversificada y sostenible. A nivel ambiental, el país podría convertirse en un líder regional en energías renovables, aprovechando su enorme potencial en energía solar e hidráulica. Pero para ello, será crucial seguir fortaleciendo las políticas de transición energética, desincentivando la dependencia de los combustibles fósiles y promoviendo modelos de negocio más sostenibles.
En términos de política pública, es imperativo que Colombia continúe avanzando hacia la descentralización y regionalización de los ODS. Las soluciones que funcionen en Bogotá no necesariamente serán las adecuadas para departamentos como Amazonas o Nariño. Es necesario adaptar las políticas a las necesidades específicas de cada región, algo que las leyes y normativas actuales no siempre contemplan de manera efectiva. En ese sentido, el trabajo coordinado entre el gobierno nacional, los gobiernos locales y el sector privado será clave para lograr resultados tangibles.
Podemos decir entonces que, la implementación de los ODS en Colombia enfrenta desafíos considerables, pero también ofrece oportunidades significativas. Alcanzar las metas de la Agenda 2030 no solo beneficiaría a las generaciones actuales, sino que sentaría las bases para un desarrollo más equitativo y sostenible a largo plazo. Con la asignación adecuada de recursos, una mayor transparencia y la adaptación de las políticas a las realidades regionales, Colombia puede convertirse en un ejemplo de éxito en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero, como en todo gran reto, el tiempo es un factor crítico. Queda poco más de seis años para cumplir con la agenda, y las decisiones que se tomen hoy marcarán el destino del país en las próximas décadas.
Fuente: https://alponiente.com/
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