Estas son las peores marcas de coches eléctricos por garantías ambientales y de derechos humanos

Estas son las peores marcas de coches eléctricos por garantías ambientales y de derechos humanos

Amnistía Internacional constata unos resultados “extremadamente decepcionantes” en el conjunto del sector sobre el origen de sus baterías

Un informe que ha hecho público hace pocos días Amnistía Internacional (AI) destaca la opacidad de los grandes fabricantes a la hora de informar sobre los daños ambientales y los riesgos para la salud derivados de las baterías que usan para los coches eléctricos. La extracción de sus minerales sigue siendo el lado oscuro de la electrificación del sector y casi nunca hay suficiente transparencia por parte de las grandes marcas.

Tres empresas, BYD, Mitsubishi y Hyundai figuran, según este informe, a la cabeza de las más opacas en cuanto a transparencia en este asunto, cada vez más valorado por los compradores de este tipo de vehículos. También Geely Auto y Nissan ocupan los furgones de cola.

“Los abusos contra los derechos humanos relacionados con la extracción de minerales para la transición energética son alarmantes y generalizados, y la respuesta del sector es en gran medida insuficiente”, señala el informe, que lleva por título ‘Recargar las pilas de los derechos humanos’.

Aunque los coches eléctricos tienen una huella ecológica incomparablemente menor que los de combustibles fósiles, siguen teniendo una asignatura pendiente: la forma en que se obtienen los minerales de que están compuestas las baterías. El fortísimo aumento de la demanda mundial de estos minerales (también por parte de paneles solares, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos) ha provocado también un aumento de violaciones de los derechos humanos y de impactos ambientales. Éstos se producen, además, en países que son ya de por sí víctimas de todo tipo de injusticias sociales y climáticas.

Ninguna marca pasó de 51 puntos sobre 90

Amnistía Internacional preparó un sistema de puntuación para medir cómo garantizan las empresas automovilísticas la sostenibilidad de sus baterías, desde el origen. La puntuación máxima era de 90 puntos y analizan criterios como el respeto a los derechos humanos, el control de la cadena de suministro, la identificación de riesgos y otros parámetros que permitan estar seguros de que dichos materiales no causan un impacto ambiental y social para su obtención. El resultado es que ninguna de las empresas analizadas superó los 51 puntos sobre el total de 90.

Las mejores son, en todo caso, por este orden: Mercedes Benz, Tesla, Stellantis, VW Group, BMW y Ford, estas tres últimas con 41 puntos. En cambio, a la cola están BYD, Mitsubishi, Hyundai, Geely Auto y Nissan.

BYD ni siquiera identifica sus minas

La última del ranking, con solo 11 puntos, la china BYD, adolece de una clamorosa falta de garantías en sostenibilidad y derechos humanos. Según Amnistía Internacional, los datos que aportó BYD demuestran “una grave falta de transparencia en lo que respecta a la diligencia debida en materia de derechos humanos en sus cadenas de suministro”.

Esta empresa, de hecho, ni siquiera aportó la identidad de las minas, refinerías y fundiciones con las que trabaja. Otras sociedades, como Geely, tampoco aportó la localización exacta de las minas que le envía los materiales, al igual que Hyundai y Mitsubishi.

Incluso las mejor puntuadas, como Mercedes y Tesla, siguen sin cumplir las expectativas. “En general, las puntuaciones fueron extremadamente decepcionantes para todo el sector”, señala Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

“Los abusos contra los derechos humanos ligados a la extracción de minerales para la transición energética son alarmantes y generalizados, y la respuesta de la industria brilla por su ausencia. Las comunidades sufren desalojos forzosos, problemas de salud causados por la contaminación y dificultades de acceso al agua. Ante el aumento de la demanda de vehículos eléctricos, los fabricantes deben garantizar que se respetan los derechos humanos”, señala Callamard.

“Investigaciones anteriores de Amnistía Internacional han demostrado que el cobalto industrial está relacionado con los desalojos forzosos de la República Democrática del Congo. Las empresas de automóviles, como compradores internacionales de minerales, deben ejercer su enorme influencia sobre las empresas mineras y fundidoras para que mitiguen estos riesgos en materia de derechos humanos”, añade.

Informe de referencia: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2024/10/human-rights-ranking-electric-vehicle-industry/

Fuente: https://www.elperiodicomediterraneo.com/

Otras Fuentes

Escribir Comentario

<