La ética en diez frases

La ética en diez frases

La ética es la consecuencia ineludible que ofrece el conocimiento (o el intento por alcanzarlo): su estudio, vinculado a la vida en comunidad, a los ritos y al acervo mitológico, pronto se elevó a una disciplina llamada a dilucidar el sentido de lo que es justo. Así la define la Real Academia Española: «Parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores».

Ofrecemos, de la mano de diez filósofos, un recorrido por la ética desde su definición, su mirada universal y su expresión particular.

Jesús Conill
«La ética como disciplina consiste en el estudio filosófico de la vida moral».

El reconocido filósofo y catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia aporta esta breve definición en la que destaca el objeto canónico de la disciplina.

Victoria Camps
Camps, catedrática y miembro del Consejo de Estado, subraya el carácter aplicado de la ética y su rol en la determinación reflexiva del uso de la libertad personal.

«La ética consiste en el esfuerzo por responder a una pregunta: ¿qué debo hacer? Una pregunta que presupone la posibilidad de escoger entre distintas opciones; es decir, la libertad. Dicho de otra forma, la ética consiste en el uso reflexivo de la libertad».

Michael Marder
El filósofo e investigador del Ikerbasque, por otro lado, destaca la diferencia entre «ética» y «moral», así como la naturaleza de esta rama de la filosofía como una acción y no como actitud.

«Es difícil, si no imposible, hablar de ética en términos generales. Y la dificultad no es casual: nos lleva a una intuición sobre lo que es y lo que no es la ética. Generalizar sobre la ética es caer en la moralidad o, peor aún, en una moralización vacía. Incluso una afirmación como «la ética es el respeto absoluto por el otro» ya no es, o todavía no, ética. A lo sumo, podemos decir que la ética no es una actitud sino una acción, no una disposición interior sino un modo de comportamiento finamente ajustado a cada caso, a cada situación presente, en el que se está llamado a actuar éticamente. Así, concebida formalmente, la ética dibuja un círculo que parece indistinguible del razonamiento escolástico. Pero esto es solo porque las concepciones formales son inadecuadas para la ética. Es necesario entrar en el círculo, entregarse por completo a sus extraños giros, para empezar a intuir el sentido de la ética».

Javier Gomá
El filósofo, escritor y también miembro del Consejo de Estado, incide en el carácter intrínsecamente elegante de la ética.

Así la define, en sus propias palabras: «Ética es elegancia. La libertad no es la ética, sino su presupuesto. La verdadera ética es la que enseña a quien ya es libre a elegir bien y quien elige bien, etimológicamente, es elegante».

Roberto R. Aramayo
«La ética trata de nuestras costumbres, buscando reglas que nos permitan ejercer nuestra propia libertad sin perjudicar la de los demás, pero esas normas deben interiorizarse para ser eficaces e impregnar nuestros hábitos cotidianos. Nuestra responsabilidad moral nos impide instrumentalizar como simples medios a nuestros congéneres, al distinguir entre personas con dignidad, que son fines de suyo e inapreciables, y meras cosas, a las que sí cabe poner un precio con un valor de intercambio».

El filósofo, también presidente del Instituto de Filosofía del CSIC, aporta una mirada de la ética con claros ecos ilustrados en rescate del valor del equilibrio entre deber y libertad (individual y colectiva) y la necesidad de interiorizar las normas aceptadas en comunidad para el buen funcionamiento de la sociedad (y la elevación de la persona).

Marta Postigo
La profesora de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Málaga hace hincapié en el legado que ofrece la ética a quienes se esfuerzan en dilucidar sus cuestiones mediante la reflexión: el desarrollo de la virtud (y, en consecuencia, la aspiración a la excelencia).

«La ética es el estudio de los hábitos, disposiciones (éthos) y elecciones que conducen a una vida buena (eudaimonia). El estudio de la ética permite reflexionar críticamente sobre qué debemos hacer y cómo debemos vivir, ayudándonos a comprender la relevancia que tiene el cultivo y desarrollo de las virtudes cívicas y morales para alcanzar una vida buena y aspirar a la excelencia humana (areté)».

María del Mar Cabezas Hernández
Para la profesora de Filosofía Moral de la Universidad de Salamanca, la respuesta se halla en el potencial primero de la filosofía: replantear cuestiones para aspirar a hallar respuestas que enriquezcan nuestro presente y nuestro futuro.

«Entiendo la ética como la disciplina que se dedica a la reflexión sobre la dimensión moral, es decir, sobre la naturaleza de nuestros juicios morales y nuestra conciencia moral, y sobre cómo deberían ser nuestras relaciones. ¿Cómo sabemos que lo bueno es bueno? ¿Se pueden cometer injusticias hacia uno mismo? ¿Pueden existir daños sin víctimas? ¿Somos responsables solo de lo que hacemos o también de lo que podríamos mejorar? ¿Está reñido ser justo con ser feliz? Lo que respondamos a estas preguntas reflejará los valores tácitamente compartidos y, quizás, modulará el tipo de sociedad en la que vivamos y las expectativas de reciprocidad con los otros».

Fernando Savater
«Después de tantos años estudiando la ética he llegado a la conclusión de que toda ella se resume en tres virtudes: coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir».

Con esta frase, el célebre pensador y miembro del Consejo Editorial de Ethic aporta algo más que una definición o postura intelectual sobre la ética: tres breves consejos que enriquecerán la existencia de quienes se esfuercen en practicarlos.

José María Torralba
«La ética no son teorías, ni valores, ni principios. La ética trata de realidades: las que creamos por medio de nuestras acciones. Por un lado, nuestro carácter moral; es decir, el tipo de persona en el que nuestras decisiones nos van convirtiendo. Por otro, las relaciones que establecemos con los demás, que conforman el tejido social en el cual vivimos. La dimensión ética transforma la realidad, porque no es lo mismo vivir en un mundo dominado por el egoísmo que por la generosidad, ni tener cerca a personas honestas que tramposas. La ética es un saber que trata de responder a la pregunta: “¿qué tipo de vida es la que merece la pena llevar?”».

El catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Navarra recuerda, además, que «la tarea decisiva de la ética consiste en despertar la conciencia de que cada uno tiene en sus manos la rienda de su vida» y que, por tanto, «no cabe desatenderse, ni dejarse llevar por la corriente» ya que ello implicaría «renunciar a ser persona».

Javier Sádaba
Sádaba, catedrático, profesor en múltiples universidades y experto en bioética, centra su mirada en la interrelación entre los individuos dentro del proceso –siempre caótico e impredecible– en que se genera comunidad. Las obligaciones y el deber emanado del análisis filosófico alrededor de las cuestiones éticas suponen la guía para alcanzar un buen vivir en nuestra vida cotidiana.

«La ética consiste en saber combinar los placeres con las obligaciones y compartirlo con los demás. Las obligaciones nos dicen lo que tenemos que hacer a los otros. Son los deberes. Y también lo que deberíamos hacer. Eso es lo bueno. Y todo en la vida cotidiana».

Fuente: https://ethic.es/

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