La sostenibilidad hace que los negocios colombianos sean más rentables

La sostenibilidad hace que los negocios colombianos sean más rentables

unque el concepto de ASG (sigla de Ambiente, Social y Gobernanza) no cuenta con una definición propiamente dicha, sí es cierto que su apropiación en diferentes mercados ha llevado a que países productores, incluyendo Colombia, deban cumplir con normas específicas, si es que quieren mantener el volumen de exportaciones de productos y servicios agrícolas, especialmente, a regiones socias, pero exigentes, como la Unión Europea.

En esencia, ASG impacta la sostenibilidad corporativa, la Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial, y hasta la filantropía empresarial, lo que implica la evaluación de asuntos ambientales y cuestiones sociales mientras se consideran las funciones propias de las compañías.

Sin embargo, no puede ser equiparado con ninguna de esas prácticas que han sido comunes en los últimos años y con las que se busca que haya acciones sostenibles y responsables de las organizaciones hacia sus entornos más inmediatos.

ASG, afirma Guillermo Tejeiro, director de la práctica de ASG e impacto en Brigard Urrutia, constituye un marco de análisis que le permite a las compañías generar información cuantitativa bajo la premisa de un análisis de riesgo de naturaleza prospectiva, el cual está dirigido fundamentalmente a satisfacer las necesidades a los mercados e inversores, particularmente respecto de aspectos que la impactan positiva o negativamente (asociados al medioambiente, la sociedad y la gobernanza), y que son importantes para que los inversionistas tomen mejores y más informadas decisiones.

Esto, en últimas, define la conveniencia de las prácticas de las organizaciones cuando se quiere cumplir con requisitos o normatividades relacionadas con buenas prácticas, con el propósito de mantener sus negocios vigentes y sostener una reputación corporativa favorable de cara a los mercados internacionales y sus consumidores.

Por ejemplo, y volviendo con el caso de la Unión Europea, esta asociación política y económica, que reúne a 27 países del Viejo Continente, ha trazado una agenda regulatoria muy estricta y dinámica que busca “enverdecer” todos los procesos propios de la cadena de valor, incluyendo a los productores colombianos.

“Cuando los actores que se ubican en el lado de la demanda de productos y servicios, como la Unión Europea, adoptan reglamentaciones específicas relacionadas con la deforestación o la debida diligencia en Derechos Humanos, es obligatorio que del lado de los productores se hagan los ajustes necesarios para cumplir con esas exigencias”, indica Tejeiro.

COLOMBIA, A LA CABEZA EN ASG

La discusión en nuestro país en torno a ASG data de hace muchos años, según afirma Tejeiro, Director de ASG e Impacto de la firma.

“Colombia es una de las jurisdicciones latinoamericanas líderes en este tema, junto con Brasil y México. Los avances han sido significativos, pero cada día surgen nuevos retos para el ecosistema de negocios nacional, como la consolidación de modelos sostenibles de producción. Bien podría destinarse parte del fujo de capital de los negocios a actividades que tengan impactos sociales y ambientales positivos que robustezcan su integridad”, dice Guillermo Tejeiro.

El país ha avanzado de manera muy rápida y significativa en temas de ASG, con señales regulatorias muy evidentes, como los desarrollos propios de las finanzas sostenibles, materializadas en los llamados temáticos como los “bonos verdes” y los “bonos sociales”, con operaciones cada vez más relevantes dentro del mercado de capitales.

Además, Colombia fue el primero de Latinoamérica en adoptar una taxonomía verde, que les permite a los inversionistas entender cuáles proyectos cumplen con parámetros de sostenibilidad ambiental y puedan direccionar su dinero hacia aquellos que cumplan con los criterios ASG.

Así mismo, Colombia fue la primera jurisdicción que reguló las empresas con propósito, o de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), y el primero en la región en número de este tipo de sociedades, el segundo en el mundo en expedir una legislación de revelación de información material financiera de las empresas enlistadas en Bolsa alineadas con TCFD y SASB, y la primera jurisdicción en definir e impulsar los emprendimientos sociales mediante la Ley 2234 de 2022, pendiente de reglamentación.

Sin embargo, el principal aprendizaje derivado de las acciones relacionadas con ASG en los negocios colombianos debe ser la de mantener la discusión y cultura de análisis del riesgo ambiental, social y de la gobernanza como un comportamiento corporativo bien asumido como función de la compañía, sin entrar en terrenos del activismo o la politización.

“Las organizaciones del país deben tener claro que el ASG afecta profundamente las estructuras de los negocios, desde su gobernanza, porque de lo que se trata es, en últimas, de lograr rentabilidad, pero con responsabilidad y ética que le permitan a los bienes y servicios ofrecidos cumplir con las normas locales e internacionales, atender las expectativas de los grupos de interés internos y externos, y ser todavía más competitivos”, manifiesta Tejeiro.

MANEJO DE LAS NORMAS Y ASESORÍA INTEGRAL

El liderazgo de Colombia en materia de ASG también se evidencia en la disponibilidad que tienen las organizaciones en el país para responder a los criterios de mercados como la Unión Europea o los Estados Unidos.

En este asunto, Brigard Urrutia se convierte en un apoyo muy importante para los productores locales.

“Las reglamentaciones expedidas por esa jurisdicción exigen, primero, un cierto grado de actualización, y segundo, requieren de un conocimiento experto en estas materias que les permitan entender cómo impactan el negocio. Ahí es en donde podemos ofrecer una asesoría completa y un acompañamiento permanente para que las organizaciones se adapten y puedan cumplir con las normas, estándares de divulgación, directrices del ‘Soft law’ y normas locales asociadas”, agrega Guillermo Tejeiro.

La firma les ayuda, además, a consolidar una cultura de sostenibilidad y a ponerla en práctica con el fin de lograr mejores negocios e ingresos, siempre de una manera más responsable.

De esta manera, Colombia puede seguir siendo un país pionero en ASG y transformar su cadena productiva gracias a procesos “verdes” que tengan un impacto positivo tanto en el medioambiente como en la sociedad y la economía nacional, siempre considerando los mercados internacionales y el crecimiento de cada organización como objetivos.

Fuente: https://www.portafolio.co

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