Los dividendos mundiales han aumentado 15 veces mas ràpido que los salarios desde 2020

Los dividendos mundiales han aumentado 15 veces mas ràpido que los salarios desde 2020

Entre 2020 y 2023, los pagos de dividendos a los accionistas a nivel global crecieron 15 veces más rápido que los salarios de las y los trabajadores en 31 países, que en conjunto representan el 81 % del PIB mundial. Lo revela un nuevo análisis de la ONG experta en desigualdad Oxfam Intermón, publicado con motivo del Primero de Mayo.

Los dividendos repartidos por las empresas a nivel mundial van camino de superar el máximo histórico de 1,66 billones de dólares alcanzado el año pasado, según el Janus Henderson Global Dividend Index, que abarca las 1.200 empresas más grandes del mundo, las cuales pagan el 90 % de los dividendos a escala mundial. Existe información tanto de dividendos como de salarios para el período comprendido entre 2020 y 2023 sobre 31 países, y con su investigación, Oxfam Intermón revela lo siguiente:

Tras ajustar por inflación, los dividendos que recibieron los accionistas a nivel global aumentaron un 45 % (195.000 millones de dólares) en 31 países entre 2020 y 2023, mientras que los salarios crecieron solamente un 3 %.

Si no consideramos a China, a la que corresponde la mayor parte de este crecimiento salarial, los salarios reales mundiales en estos países cayeron un 3 % durante este período.

En España durante el mismo período y tras considerar el impacto de la inflación, los dividendos aumentaron un 35 % mientras los salarios apenas lo hicieron un 0,5%. Sin embargo, los sueldos más altos crecieron a otro ritmo, como muestra el incremento del 25 % del sueldo medio de los altos directivos de las 50 mayores empresas españolas entre 2020 y 2022 tras el ajuste de inflación.

La tendencia al alza de los dividendos tiene efectos preocupantes en materia de desigualdad. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido recientemente de que «la desigualdad de ingresos ha aumentado».

«Los beneficios empresariales y los dividendos pagados a los accionistas ricos están por las nubes, mientras que los salarios continúan estancados. Como consecuencia, los empleos de millones de personas los abocan a un ciclo de esfuerzo y dedicación que, sin embargo, no les permite costearse alimentos suficientes, medicinas u otros productos básicos. Los más ricos no amasan sus megafortunas ‘trabajando’, sino que las extraen de las personas que lo hacen por ellos», afirma el responsable de sector privado y desigualdad de Oxfam Intermón, Miguel Alba.

El análisis de Oxfam a partir de los datos de la Coalición Global del Salario Digno (Global Living Wage Coalition, GLWC) de países de África, Asia y América Latina ha revelado lo siguiente:

Sólo 2 de los 37 países analizados ofrecen un salario mínimo por encima de un salario digno, fijado en una cantidad que el GLWC estima suficiente para permitir a las y los trabajadores cubrir necesidades básicas como vivienda, alimentación, atención sanitaria, ropa y transporte. En promedio, los salarios mínimos sólo representan el 38 % del salario necesario para vivir.
El salario mínimo de Bangladesh apenas representa el 6 % de un salario digno, y el de Ghana, sólo el 12 %.

Estos resultados refuerzan las advertencias de la OIT sobre el aumento del número de personas trabajadoras que viven en situación de pobreza, y que se ven obligadas a saltarse comidas, endeudarse o carecer de artículos básicos. A partir de datos extraídos de la OIT sobre la pobreza laboral, Oxfam Intermón constata que casi una de cada cinco personas trabajadoras en el mundo gana un salario por debajo de la línea de pobreza de 3,65 dólares al día en paridad del poder adquisitivo (PPA). Además, el el 66 % de las personas trabajadoras de los países de renta baja percibe salarios de pobreza, es decir, que no superan el umbral de pobreza de 3,65 dólares PPA.

«Ninguna empresa debe dar dinero a los accionistas ricos si no paga un salario digno a todos sus trabajadores y trabajadoras. Los gobiernos deben limitar las retribuciones a los accionistas, apoyar a los sindicatos y legislar en favor de salarios dignos. Deberíamos recompensar el trabajo, no la riqueza», concluye Miguel Alba.

Fuente: https://www.compromisorse.com/

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