La Directiva Europea sobre información corporativa en sostenibilidad (CSRD, por sus siglas en inglés) supone un punto de inflexión en la gestión de la sostenibilidad en las empresas. Con un alcance de la información mucho más exhaustivo y un enfoque cada vez más estratégico, el reporte de la sostenibilidad se encuentra en un momento de profundas transformaciones.
Dentro de los desafíos que plantea este marco normativo, la doble materialidad es una de las cuestiones principales novedades. Tras la publicación en 2022 de la guía de implementación de la EFRAG para la doble materialidad, se han disipado las pocas dudas que quedaban al respecto: uno de los principales puntos de la nueva era en el reporte de la sostenibilidad pasa por contar con un estudio en profundidad de cómo la empresa impacta en los grupos de interés y el planeta (materialidad de impacto) y qué riesgos y oportunidades de la sostenibilidad impactan en el negocio (materialidad financiera).
Ante la novedad y la complejidad de estos estudios surgen 4 retos clave a la hora de afrontar la doble materialidad:
1. Fomentar la participación y el conocimiento
En el desarrollo de la doble materialidad es esencial la participación de múltiples áreas de la compañía, así como de la alta dirección.
Para que esa participación aporte el valor y la profundidad necesarios, los equipos y dirección deben estar informados y formados sobre qué es la doble materialidad y qué se espera que analicen y reporten las empresas. El conocimiento del contexto actual de la sostenibilidad y de los requerimientos normativos que conlleva contribuirá a seguir creando una cultura de la sostenibilidad transversal en las organizaciones.
Con la llegada de la materialidad financiera, esta implicación es más crítica que nunca. La colaboración de las áreas financieras, de riesgos, riesgos climáticos o cumplimiento, permiten dar forma a la materialidad financiera.
2. Aprovechar las sinergias de la doble materialidad con otras normativas
La doble materialidad tiene puntos de interacción con normativas como el Reglamento de Taxonomía. El proceso de reporte de la Taxonomía genera información importante para el estudio de doble materialidad y viceversa. Especialmente, a la hora de evaluar que no se produce daño significativo, con la identificación de posibles impactos negativos de las actividades elegibles. También en el requerimiento de llevar a cabo un proceso de debida diligencia en materia social que compruebe que las actividades elegibles no vulneran las garantías mínimas sociales.
A nivel sectorial, el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (SFDR), que regula la clasificación de productos financieros de inversión, también puede ofrecer información detallada para definir los impactos que las organizaciones, en este caso financieras, generan en las personas y en el planeta a través de sus inversiones, clave para el proceso de materialidad de impacto.
Ser capaces de identificar estas sinergias contribuirá a aunar esfuerzos y aprovechar la información que se genera en torno a los impactos, riesgos y oportunidades de sostenibilidad.
3. Incorporar la doble materialidad en los procesos de toma de decisiones
Para la toma de decisiones estratégicas, los análisis de impactos, riesgos y oportunidades realizados en los estudios de doble materialidad son una herramienta fundamental. La materialidad ofrece una visión sobre la interacción entre las oportunidades y riesgos para el negocio y cómo puedan afectar esas decisiones a los grupos de interés y al planeta.
Aunque el principal motor de la visión de doble materialidad sea responder a los criterios de reporte, el proceso de análisis, colaboración y diálogo interno y externo hacen que los resultados de este tipo de estudios sean cada vez más estratégicos y ofrezcan nuevas oportunidades para las organizaciones cuando se trata de diseñar sus estrategias de sostenibilidad.
Desde el análisis detallado de impactos, riesgos y oportunidades, hasta el estudio de las expectativas de los grupos de interés y la colaboración de áreas internas, se van generando insights relevantes para el desarrollo estratégico y alineado con el negocio de la sostenibilidad.
4. Reportar de forma clara y transparente
Una vez finalizado el estudio de doble materialidad, definir cómo reportar y comunicar los resultados es otro reto añadido.
Más allá de los requerimientos de los ESRS respecto a los contenidos de materialidad que se deben incluir en los informes de sostenibilidad -proceso para identificar y evaluar sus IRO (ESRS 2 IRO-1); vinculación de los IRO con la estrategia y modelo de negocio (ESRS 2 SBM-3)- en el proceso de doble materialidad se genera información valiosa para facilitar a los grupos de interés comprender la estrategia de la organización y cómo responde a sus expectativas.
Para ello, las organizaciones deberán ser capaces de acercar estos resultados de forma comprensible a las personas usuarias de los informes. En especial, la información relativa a los principales impactos, tanto positivos como negativos, que genera o puede generar la empresa en las personas y el planeta. Poder trasladar esta información y cómo la compañía establece estrategias y acciones para mitigar sus impactos negativos, otorga a los informes de sostenibilidad un mayor interés y nivel de transparencia.
De cara a 2024, estos desafíos implican, a su vez, la oportunidad de avanzar en la transversalidad de la sostenibilidad dentro de las organizaciones y en el desarrollo de una visión estratégica desde un punto de vista más colaborativo y participativo con los grupos de interés.
Fuente: https://diarioresponsable.com/
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