Maneras de aplicar el compromiso (En el día internacional del voluntariado)
Aquí mismo, en el mes de marzo, finalicé un artículo afirmando que la situación óptima para que los proyectos de RS resultaran prósperos, inspiradores y sostenibles era el CSA.
Hace unos años, cuando propuse la noción de CSA o “Compromiso Social Aplicado”, la definí como la oportunidad de unir las problemáticas sociales que necesitan soluciones urgentes, con las fortalezas vocacionales de quienes aportarán su energía para resolverlas.
Se trata de la búsqueda de cada uno -persona u organización- de un nicho en el que se pueda ser útil a la sociedad y una vez hallado, poner en juego, allí, la propia vocación de servicio.
Para que un Proyecto de Responsabilidad Social tenga posibilidades de éxito, es necesario, pero no suficiente que:
-Esté precedido de un análisis exhaustivo del contexto
-Se base en las necesidades reales de los destinatarios.
-Cuente con objetivos medibles a corto, mediano y largo plazo
-Prevea la comunicación de dichos objetivos a los stakeholders implicados
-Tome en consideración a toda la cadena de valor
-Esté alineado con la misión, la visión y los valores institucionales
-Aporte al cumplimiento de algunas de las metas de los ODS
Aún cuando todo lo anterior se cumpla, no alcanzaría para que la iniciativa se sostuviera en el tiempo. Resulta indispensable que quienes lo lleven a cabo sientan pasión por lo que hacen. Y que además de confiar -en el proyecto, en sí mismos y en el equipo- posean una buena dosis de resiliencia ante las dificultades. Porque, como ha dicho Ken Robinson, «Ser bueno en algo y que te apasione es imprescindible, pero no es suficiente (…) también es una cuestión de actitud».
Aquí es donde insisto con la idea de “Compromiso Social Aplicado”: Detectada cuál es la necesidad a la que se intentará dar respuesta y evaluadas las opciones acerca de cómo hacerlo, habrá que encontrar colaboradores que reúnan ciertos requisitos: formación acorde a la tarea, alto nivel de compromiso, tolerancia a la frustración, vocación y entusiasmo.
Tres semanas atrás, recibimos una visita internacional en el marco de la Diplomatura Interdisciplinaria en Responsabilidad Social y Resiliencia (UdeMM)[1] y recurriré a ella para ejemplificar la noción de CSA: Se trata de María Mar Olayo, jefe de cabina en una aerolínea. Su profesión le permite conocer realidades y problemáticas muy diferentes en distintas geografías. Lejos de responder con indiferencia, ella puso en juego su compromiso. Desde la Asociación de Escritores Solidarios que preside en España (“Cinco Palabras”), invita a colaborar con diversas buenas causas, en este caso a través del arte, según aquello que cada cual prefiera.
Sus proyectos brotan en tierra firme: habiendo conocido el lugar, hablado con las personas involucradas e investigado. Después los suelta -los echa a volar- y convoca a quienes deseen sumar su creatividad, altruismo y vocación desde cualquier parte del mundo: escribiendo microcuentos para revistas a beneficio, integrándose al coro, concurriendo a las obras de teatro benéficas, etc.
Hoy, en el día internacional de los voluntarios, decidí traer este experiencia -en la que tuve el honor de participar- como un modo de homenajear a todos aquellos que brindan su tiempo colocando sus dones al servicio del otro.
Para que un proyecto de Responsabilidad Social perdure en el tiempo, no sería descabellado suponer que, una vez estimados los requerimientos mencionados al principio (no suficientes, aunque muy necesarios) se recurra a preguntas como las que siguen:
¿Qué es lo mejor que usted puede hacer? ¿Cuáles son las actividades que más le gustan y/o en las que se destaca?: ¿Escribir? ¿Bailar? ¿Pintar? ¿Cuidar enfermos? ¿Dibujar? ¿Cantar? ¿Cocinar? ¿Hacer reír? ¿Enseñar? ¿Tejer? ¿Practicar un deporte? ¿Reparar objetos? ¿Por qué no hacerlo con un fin solidario?
Parece simple y en algún punto, lo es: Ni más ni menos que promover el Compromiso Social Aplicado…
[1] Algunos fragmentos acerca de dicha visita están disponibles en: https://youtu.be/9BwRVwPItME
Durante el encuentro se presentó una revista a beneficio de la ONG Cilsa que contó con “palabras donadas” por personalidades como el escritor M. Caparrós y los futbolistas L. Messi, y J. Mascherano, cuyo prólogo está disponible en: http://dlvr.it/PkW6K7
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