Este concepto fue descrito por primera vez hace aproximadamente 36 años por un profesor de la Escuela de Negocios de Harvard llamado Michael Porter. Y al día de hoy saber qué es la cadena de valor resulta fundamental para las empresas, sobre todo para aquellas que han adoptado la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como su estrategia de negocios.
¿Qué es la cadena de valor?
Una cadena de valor es un modelo de negocio que describe la gama completa de actividades necesarias para crear un producto o servicio. Para las empresas que producen bienes, una cadena de valor comprende los pasos que implican llevar un producto desde la concepción hasta la distribución, y todo lo demás, como la adquisición de materias primas, las funciones de fabricación y las actividades de marketing.
Una empresa realiza un análisis de la cadena de valor mediante la evaluación de los procedimientos detallados involucrados en cada paso de su negocio. El propósito de un análisis de la cadena de valor es aumentar la eficiencia de la producción para que una empresa pueda ofrecer el máximo valor por el menor costo posible, esto de acuerdo con Investopedia.
Debido a la competencia cada vez mayor por precios imbatibles, productos excepcionales y lealtad de los clientes, las empresas deben examinar continuamente el valor que crean para mantener su ventaja competitiva.
Una cadena de valor puede ayudar a una empresa a discernir áreas de su negocio que son ineficientes y luego implementar estrategias que optimizarán sus procedimientos para lograr la máxima eficiencia y rentabilidad.
Además de garantizar que la mecánica de producción sea fluida y eficiente, es fundamental que las empresas mantengan a los clientes lo suficientemente confiados y seguros como para permanecer leales. Los análisis de la cadena de valor también pueden ayudar con esto.
Componentes de una cadena de valor
En su concepto de cadena de valor, Porter divide las actividades de una empresa en dos categorías, “primarias” y “de apoyo”, cuyas actividades de muestra enumeramos a continuación. Las actividades específicas en cada categoría variarán según la industria.
Actividades primarias
Las actividades principales constan de cinco componentes y todos son esenciales para agregar valor y crear una ventaja competitiva:
- La logística de entrada incluye funciones como recibir, almacenar y administrar el inventario.
- Las operaciones incluyen procedimientos para convertir materias primas en un producto terminado.
- La logística de salida incluye actividades para distribuir un producto final a un consumidor.
- El marketing y las ventas incluyen estrategias para mejorar la visibilidad y dirigirse a los clientes adecuados, como publicidad, promoción y precios.
- El servicio incluye programas para mantener los productos y mejorar la experiencia del consumidor, como servicio al cliente, mantenimiento, reparación, reembolso e intercambio.
Actividades de apoyo
El papel de las actividades de apoyo es ayudar a que las actividades primarias sean más eficientes. Cuando aumenta la eficiencia de cualquiera de las cuatro actividades de apoyo, beneficia al menos una de las cinco actividades principales.
Estas actividades de apoyo generalmente se indican como costos generales en el estado de resultados de una empresa:
- La contratación se refiere a cómo una empresa obtiene las materias primas.
- El desarrollo tecnológico se utiliza en la etapa de investigación y desarrollo (I + D) de una empresa, como diseñar y desarrollar técnicas de fabricación y automatizar procesos.
- La gestión de recursos humanos (RR.HH.) implica contratar y retener empleados que cumplirán la estrategia comercial de la empresa y ayudarán a diseñar, comercializar y vender el producto.
- La infraestructura incluye los sistemas de la empresa y la composición de su equipo de gestión, como planificación, contabilidad, finanzas y control de calidad.
La cadena de valor se relaciona directamente con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
Relación de la cadena de valor y la RSE
La internacionalización de los procesos de producción gracias a la búsqueda de mano de obra barata y reducción de costos, ha hecho surgir la necesidad de implementar prácticas responsables en la cadena de suministro que garanticen condiciones de trabajo dignas y minimicen el impacto al medio ambiente, al tiempo que añaden valor a la empresa.
Los efectos de las prácticas responsables influyen a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, lo que convierte a la empresa en un actor responsable no sólo de sus propias acciones, sino también de las de su cadena de valor.
Si uno de los proveedores utiliza mano de obra infantil, o ejerce discriminación laboral, seguramente la empresa verá afectada su reputación corporativa.