En Brasil, la Responsabilidad Social Empresarial tiene un largo camino para consolidar entre pequeñas, medianas y grandes empresas. La mayoría de los empresarios aún no han captado la importancia del diálogo con sus empleados, a prestar especial atención a sus clientes, proveedores, el después de la venta, escuchar a la sociedad y preservar el medio ambiente. Un pequeño número de grandes empresas lo practican.

 Algunos confunden la RSE con la Filantropía, crean fundaciones y donan valores para actividades sociales, sin ninguna preocupación con las cuestiones ambientales. La mayoría de las compañias, invocando una carga tributaria muy alta, se limita a hacer cumplir con la ley.

 El egoísmo ha prevalecido, la acción se limita a investir en lo que ofrece rentabilidad financiera inmediata. En la concepción que prevalece, en la sociedad brasileña, todo debería quedar bajo la responsabilidad del Estado. El resultado son 15 millones de analfabetos, el aumento de la delincuencia con miles de personas muertas anualmente y una gran pérdida de dinero público.

   La gente de negocios han sido arrestados por soborno, pandilla con política. Las empresas estatales, cuyos líderes son nombrados por los políticos, son los más saqueados con especial énfasis en Petrobrás.  Pero como Einstein advirtió, “la verdadera crisis es la tragedia de no saber superalo”. La detención de los empresarios, políticos y funcionarios públicos contribuye a contener la codicia y reducir el egoísmo, dejando espacio para el cultivo de la solidaridad.

  De hecho, la Constitución de Brasil, en el artículo 3º,I, destaca el objetivo de la República: “la construcción de una sociedad libre, justa y solidaria”. La difusión de la RSE es un camino para la solidaridad efectiva. Pocos perciben que ella mejora la competitividad, la reputación de la empresa, creando un valor social.

   Ya el siglo XVII, Adam Smith enseñaba que, por medio de nuestra imaginación, podemos colocarnos en el lugar del otro, formando una idea de sus sensaciones, “esa es la fuente de nuestra solidaridad para con la desgracia ajena”. (Teoria dos Sentimentos Morais. Martins Fontes. São Paulo:2002, p.6).

   Aún no estar a las empresas a sustituir el Estado en sus atribuciones, un diálogo más intenso con los empleados, inclusive, estimulándolos para una buena educación de los hijos, podrá no solo mejorar su rendimento en las empresas, pero contribuir con la redución de la criminalidad.

   La opción por la violencia es creciente en País. La RSE puede cumplir un gran  papel en su combate. Basta que las empresas brasileñas incluyan, en el foco de su gestión, además del económico, los objetivos sociales y medio-ambientales. Brasil y el mundo va a entender que el certificado de la civilización de un pueblo debe evaluarse sobre la base de su compromisso con la  preservación del medio ambiente. Haciendo caso omiso de los problemas ambientales, es  la raiz de las inundaciones, tornados, los aeropuertos de cierre y otras reacciones de la naturaleza para sus depredadores.

  *Autor del libro Ética em la Política (amazon.com), abogado en Fortaleza-Brasil, pós-graduado RSEE por la Universidad De Castilla-La Mancha

Advogado, pós-graduado em RSE na Universidad de Castilla-La Mancha