Tendencias y desafíos en el Patrimonio Cultural de las rutas jesuítico-guaraníes del Paraguay, miradas desde la responsabilidad social de los actores regionales
Punto de partida
A la hora de enfrentarse a la gestión responsable del Patrimonio Cultural, de las huellas y testigos que los pueblos han dejado en la historia de las naciones, surgen los tres grandes conceptos que han de estar presentes en toda mirada hacia ese pasado materializado en el presente. Estos son: conservar, rehabilitar y transmitir. Pero para ello es necesario hacerse consciente y responsable de los mismos. Sobre la base de la larga reflexión a nivel internacional que se ha desarrollado desde Organismos Internacionales como la UNESCO y sus diferentes secciones y convenios sobre este tema; ahora disponemos de diversos instrumentos de carácter jurídico y técnico que facilitan la previa catalogación y la posterior puesta en marcha de programas y proyectos específicos que permitan los fines de toda actuación sobre la herencia cultural recibida. Estos son la conservación, la rehabilitación o restauración con el fin de ser transmitidos a las generaciones presentes y futuras, para que las mismas puedan así igualmente conservar y disfrutar de dicha herencia patrimonial.
Dentro de la larga evolución normativa sobre el concepto de Patrimonio Cutural, los principales instrumentos arrancan de la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972 por la UNESCO. A las que se han sumando diversas Directrices Prácticas para la Implementación de la Convención del Patrimonio de 1983; o la Carta de Itinerarios Culturales del ICOMOS-ICCIC del 4 de octubre de 2008 en la conferencia de Quebec. Siendo éstas dos últimas las que más afecten a la composición del Patrimonio Cultural Paraguayo, ya que es en 1983 año en que las Misiones Jesuíticas Guaraníes se insertan en la Lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad, y en 2008 en que se extienden en su desarrollo como Itinerario Cultural, y no simplemente conjunto.
A todas estas disposiciones, hay que sumar las diversas iniciativas nacionales de los Estados asociados a la Carta de la UNESCO, y desde la asimilación de las mismas directrices, la formulación de sus propias políticas públicas en materia cultural para desarrollar los principios a nivel orgánico que les permitan desde sus competencias propias la directa gestión de sus bienes culturales y/o naturales.
Los Itinerarios Culturales son una declaración global que surge como una nueva categoría patrimonial, tanto de los activos culturales tangibles como intangibles. Se basan en la propuesta de crear y recrear un camino histórico concreto donde se reproduce ese intercambio entre personas, bienes y capitales de la época, que posteriormente tras su recuperación histórica se convierten en itinerarios de la pervivencia de la memoria colectiva. Si bien, se insertan hoy día en un contexto nacional dentro de los desarrollos normativos propios de cada país, son un reflejo de la internacionalización de los movimientos de personas en un territorio dinámico, donde hay intercambios multidimensionales de espacios sociales, económicos, políticos, sobre la base de un Patrimonio Cultural.
Pero toda esta base teórica necesitaría de un mecanismo de operativización que es el que aporta tanto la actividad política en sus planificaciones como la actividad económica que da vida y movimiento a la sociedad. Unir ambos extremos, lo público y lo privado sobre el fin de conservar el patrimonio cultural es lo que hace que tanto unos actores como otros se hagan responsables del mismo, y en el caso que nos ocupa que parte de las empresas del país donde se encuentran una buena parte de esas misiones, se comprometa socialmente a conservarlas y revalorizarlas por medio de sus acciones dentro de la responsabilidad social empresarial o corporativa.
Un largo camino recorrido
Las actuales tendencias de conservación exigen, como no puede ser de otra manera, unas fases previas de catalogación y estudio exhaustivo de los bienes culturales (materiales o inmateriales) y/o naturales a ser protegidos. Esta fase de estudio que exige de un catálogo profundo y razonado que inventaríe los bienes a ser indexados, así como de un mapa de los mismos en su contexto original y posterior (en el caso de ser expuestos en museos o espacios multimedia), con una profunda reseña histórica de cada obra. Obviamente hay numerosos estudios sobre las Misiones Jesuítico-Guaraníes desde el punto de vista de la Historia, de la Historia del Arte, y de otras disciplinas afines a las Humanidades, y posteriormente al entrar la gestión de lo público sobre el terreno, desde las Ciencias Sociales y políticas públicas asociadas. Numerosas visiones humanistas que, de momento, no se han realizado de una manera totalizadora, ya que surgen de iniciativas de historiadores o de investigadores, ya sean nacionales o extranjeros que han proyectado sus inquietudes sobre esos objetos de estudio que el pasado nos ha legado, pero que al tener un fuerte reclamo para el presente en sus vertientes de turismo y de consumo cultural, necesitan ser estudiadas de una manera más holística e interpretadas en clave cultural-actual (sin llegar a caer en el objeto de consumo exclusivamente turístico de toda esta época, aunque esto es irremediable).
Es por medio de la reflexión sobre todo ese ingente material circulante por bibliotecas, despachos ministeriales y agencias, que se hecha en falta un Plan Director que permita la gestión integral de los conjuntos arquitectónicos, sus espacios y fondos custodiados y
musealizados, ya ni que hablar tiene de la falta de un inventario general de los bienes muebles como la escultura, los objetos, la escasa pintura o la mínima partitura y producción de manuscritos tan dispersada hoy día, así como otras manifestaciones que si bien no entrarían en las categorías objeto de análisis por el estudio del Patrimonio Mundial, son el complemento que las enriquece y dota de contenido en las proyecciones museográficas de lo que conformó el universo de las Misiones hoy conservadas.
Es crucial un inventario general exhaustivo de los bienes muebles, públicos y privados hoy conservados sobre esa realidad histórica encontrada en diversas ubicaciones y naciones, pero más concretamente en la zona paraguaya. Así como la necesidad de las conclusiones de futuros estudios a realizar con una visión totalizadora del contexto de la fundación de las Misiones, lo cual permitirá incluir más monumentos y espacios contiguos que dotan de sentido y unidad a la cohesión de los Itinerarios Culturales. Y que esos productos de difusión sean accesibles en modo digital por todos los usuarios como medio de despertar el aprecio y la revalorización de los mismos, lo que conduce a su conservación y uso responsable por parte del turismo entre otros tipos de usuarios.
Al ser los Itinerarios Culturales en el contexto misional jesuita, una serie de bienes de carácter transnacional, la cooperación científico-cultural es fundamental, como se está viendo en toda la serie de proyectos que sobre ese tema se implementan en la región por parte de muy diversos actores, siempre dentro de la fórmula exitosa de viabilidad y sostenibilidad de todo proyecto, que es la de las alianzas público-privadas.
Surge ante el desafío futuro, la necesidad actual de una mayor inversión por parte del tejido empresarial. Con una mayor implicación de todos los actores de la economía regional, no solo a través de los fondos que puedan aportar a proyectos comunes, sino de la sinergia de sus capacidades técnicas que puedan llevar a cabo nuevos proyectos de revalorización de este patrimonio cultural. Para ello podemos mirar a diversas experiencias exitosas previas, que a lo largo de los años se han sostenido y ampliado en la participación de actores y entidades que las integran y apoyan.
El punto de partida más reciente para estas sinergias surge en 2006 a raíz de los fondos otorgados por el Fondo Multilateral de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para reactivar la economía regional por medio de proyectos de atracción turística. Se crea el megaproyecto Mundo Guaraní, donde se busca revalorizar y rentabilizar la explotación responsable del legado patrimonial de las misiones tanto franciscanas como jesuíticas de la región sudamericana. Es sobre esta base cuando a nivel gubernamental cobra vida una nueva política cultural que bajo diversas denominaciones, Turismo de las Misiones en el Mundo Guaraní, Ruta Jesuítica, Camino de las Misiones. Están consiguiendo generar tanto sinergias de los actores implicados, como repercutir en un impacto social positivo con la generación de una economía local enfocada a un turismo cada vez más fluido. Y crear un entramado empresarial mixto en la denominada Cámara Paraguaya de Turismo de las Misiones Jesuíticas, que aglutina a cerca de 300 pequeñas empresas e instituciones de los pueblos donde se encuentran parte de los restos de las Misiones.
Una de las acciones con mayor difusión en los medios de información y comunicación, es la realizada conjuntamente por el Touring y Automóvil Club Paraguayo (TACPY) y la compañía de comunicaciones Tigo, junto a la Cámara Paraguaya de Turismo de las Misiones Jesuíticas desde el 2010. Ese tipo de actividades aún vigentes, y que se
enfrentan a retos diarios como los ocasionados con la Pandemia mundial del COVID-19, y temporalmente el corte en seco en la afluencia de turistas a la región. Son el camino a seguir y a sumar la participación aún mayor de más empresas que si bien no estén físicamente en la zona de la ruta, y no se enfoquen exclusivamente al rubro turístico, si que por medio de sus capacidades poder aunarse con medios y recursos a la protección y difusión de éste patrimonio cultural de la Humanidad, por medio de acciones que pueden ir desde la producción audiovisual, la digitalización de recursos, la difusión y la generación de contenidos. Ya que todas esas actividades permiten a través de la difusión cultural, preservar la memoria y revalorizar el legado, todo ello destinado a un público y sociedad no solo nacional sino internacional en la era de globalización. Y todo ello como medio de responsabilizar aún más y de integrar a más y más empresas, pequeñas y medianas, locales y regionales a esa zona de las Misiones, para entre todos esos actores sociales, políticos, culturales y empresariales, rentabilizar responsablemente el patrimonio heredado.
¿Qué retos tenemos?
Como en el caso del mega proyecto Mundo Guaraní del BID que a lo largo de los años ha buscado potenciar ese legado cultural, que beneficia económicamente a la sociedad paraguaya a través del turismo, el sujeto más favorecido de todo ello es el mismo patrimonio cultural que se ve revalorizado y protegido por medio de la responsabilidad social de todos los actores implicados. Algo que permite igualmente contribuir al ingreso económico y al sector turístico de una manera sostenida en el tiempo y sustentable. El mismo patrimonio cultural que fue el causante de que se derivasen políticas y proyectos bajo su temática, surgidas a raíz de la exposición internacional celebrada en Nueva York en 2005, At the Gates of Paradise, patrocinada por el BID. Y cuyos frutos, bajo denominaciones de proyectos desarrollado en años posteriores, están permitiendo articular respuestas empresariales cada vez con más proyección e integración de actores.
Es fundamental en momentos en que los países deben de reformularse en cuestiones de turismo cultural con los desafíos que encierran crisis para el turismo como la pandemia más reciente del COVID-19 a nivel mundial. Encontrar nuevas fórmulas de conservar-gestionar lo cultural adaptándolo a un consumo actual, ya sea local, regional o internacional (este en un proceso de pausa temporal). Y, a la hora de constituir hacia ese conjunto de bienes culturales, de un valor superior como es un Itinerario de las Misiones en plan integral, presentándolo como una ruta histórica, de valor cultural y actual, de unión de pueblos transfronterizos, y de éxito en las gestión del mismo por medio de las alianzas público-privadas ensayadas previamente. Para lograr dotar de vitalidad el resultado de los largos procesos históricos en los que han intervenido factores sociales, económicos, políticos, culturales tan diferentes pero complementarios, encontrando nuevas fórmulas que permitan añadir un valor agregado a los mismos.
Teniendo en cuenta los desafíos que esto implica en la co-gestión internacional de este tipo de Patrimonio Cultural, que aunque nos centremos en un solo país, éste se cuenta finalmente repartido en sus activos culturales en tres fronteras. A los que se tendría que mirar y ampliar las Misiones Jesuíticas de Moxos en Bolivia, y ampliar el radio de acción a las Misiones del nordeste argentino como las de Córdoba, por ser históricamente todas ellas parte de la antigua Provincia Jesuita de la Paracuaria.
Sobre esas pautas está la línea a seguir para revitalizar en tiempos de crisis regional y mundial tan histórico ejemplo, digno de ser comparado con la revitalización que se ha conseguido recientemente con la Franja Económica de la Ruta de la Seda por parte de las iniciativas del gobierno chino en particular con la unidad de todos sus socios regionales. Un ejemplo que puede ser llevado de manera transportada a la realidad sudamericana. Un ejemplo de éxito sobre la revalorización de nuestro patrimonio iberoamericano, que reúne lo europeo con lo americano, en la gestión de lo público con lo privado, permitiendo que este legado histórico sea rentabilizado actualmente sobre la base de la responsabilidad de todos los actores implicados.
Por Antonio Delgado García
Lector de Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)
Profesor de Cátedra de Idiomas Extranjeros de la Universidad Federal de los Urales (UrFU). ORCID: http://orcid.org/0000-0001-6343-2853
Para saber más:
BID: https://www.iadb.org/es/solr-search/content?keys=mundo+guarani
Rutas Jesuitas: https://www.visitparaguay.travel/v1/circuito/1-ruta-jesuitica
SENATUR: http://www.senatur.gov.py
UNESCO: http://www.unesco.org
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