Contar con un grupo de proveedores de insumos, productos y servicios eficientes representa cada vez más un factor clave para la estrategia competitiva sostenible de las empresas. Pero aún así, queda un largo camino por recorrer en las estrategias de las empresas en cuanto al cambio de paradigma relacionado con el tipo de vinculación que une a estas empresas a los proveedores.
En una alta proporción, se percibe a los proveedores como “recursos” en vez de considerarlos como “un capital”. Esta distinción que podría considerarse como un detalle, constituye una profunda diferencia que genera resultados significativamente distintos en la renta obtenida.
La sostenibilidad propone repensar cada decisión atendiendo los impactos cruzados entre las dimensiones económicas, sociales y a ambientales, a la vez que tomar en cuenta los intereses y expectativas de las partes interesadas, dentro de las cuales, los proveedores son esenciales.
Un recurso, es un factor que debe maximizarse y, por ende, el tipo de gestión que se le aplicará será el de reducir a su mínima expresión posible su capacidad de generar costos y riesgos.
Un capital, es un factor que debe desarrollarse y, por ende, el tipo de gestión que se le aplicará será el de identificar sus potencialidades para un desarrollo y expansión.
No caben dudas que toda empresa debe controlar a sus proveedores, y mucho más en tiempos de crisis, pero este enfoque de control no es antagónico ni excluyente con el de una estrategia de desarrollo. Por dar sólo un ejemplo, la mayoría de las empresas locales tratan a la compra como una mera transacción, en la que, de cumplirse ciertas condiciones básicas, como precio, calidad, cantidad, plazo de entrega y otros requisitos tradicionales, el proveedor de mejor cumplimiento gana el contrato. Ahora bien, ¿qué pasa con los que no ganan?
Algunas empresas compradoras han evolucionado desde el concepto de “calificar proveedores” al del “aprendizaje mutuo”, convirtiendo lo que era una transacción en una verdadera oportunidad de “creación de valor compartido”. Esto implica que los proveedores que compiten en una licitación y no ganan, reciben una devolución que les permite a los proveedores identificar las causas de la decisión y sobre qué temas deberá trabajar para mejorar su performance en futuras licitaciones.
Esto vuelve a la transacción en un proceso virtuoso a la vez que ofrece mayor transparencia y previsibilidad en cuanto a aquellos atributos y factores que está valorando la empresa compradora. Los proveedores, podrán aprovechar estas devoluciones para diseñar sus planes de mejora y fortalecer su gestión empresarial de un modo práctico.
Otras empresas aún más comprometidas con los proveedores como sus aliados estratégicos, desarrollan y promueven a proveedores clave, transfiriendo capacidades y recursos para conformar un ecosistema sostenible de cara al futuro y considerando esta estrategia como una inversión con altas tasas de retorno.
Por Fernando Passarelli
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