En su preocupación por el deterioro de la naturaleza y a través de diecisiete objetivos, la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha impulsado el desarrollo sostenible como una forma de  contribuir al bienestar del ser humano en el mundo presente y futuro.

Atendiendo ese llamado a mantener el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado al medioambiente y el bienestar social, todos podemos aportar, en especial, el sector empresarial como ente capaz de generar cambios profundos desde el ámbito laboral,  sobre la base de un liderazgo con responsabilidad social.

En principio, reconocer que todo lo que realiza la organización para lograr sus metas, nace de las decisiones de quienes la dirigen (gobierno corporativo), conlleva una responsabilidad social que muestra un patrón de comportamiento que va a dejar huella, en principio,  en los  stakeholders o colaboradores internos.

En ese reconocimiento, se crea consciencia organizacional sobre cómo se está  gestionando el aspecto social y ambiental que amenaza con desaparecer a muchas empresas del mercado. En consecuencia, aquellas que aspiran mantener un desarrollo sostenible, es necesario que elijan comprometerse con su entorno, procurando que su impacto social  esté cargado de contribución  para todos los involucrados.

Para cumplir ese cometido, la empresa  requiere hacer una inversión interna en liderazgo responsable, eso significa, transformar empresarios en líderes para guiar y gestionar negocios socialmente responsables, con iniciativas como la inversión responsable, la economía colaborativa o el consumo responsable, por ejemplo.

Ese nuevo estándar de la dirigencia, dará inicio a la creación de  una cultura de desarrollo humano en la empresa, que evidenciará cotidianamente prácticas laborales responsables, justas, valiosas, premiando a la empresa con ese desarrollo sostenible tan anhelado, sobre todo en tiempos turbulentos.

#liderandolarse

Por Evelin Semprún