Incertidumbre y empresa transnacional. La responsabilidad social y el riesgo reputacional en el contexto de la globalización.

Incertidumbre y empresa transnacional. La responsabilidad social y el riesgo reputacional en el contexto de la globalización.

Introducción

Este trabajo pretende aproximarse al análisis de la incertidumbre en la vida social a partir de la consideración del caso de las grandes empresas transna­cionales, y, en particular, de su relación con la llamada responsabilidad so­cial corporativa (RSC) o empresarial (RSE). El objetivo será analizar cómo la cuestión de la RSE, cuyos antecedentes se remiten a principios del pasado siglo -los más remotos-, y a mediados de la década de los cincuenta -los más cercanos-, pero cuya institucionalización, como hoy la conocemos, no se produce hasta las dos últimas décadas, cobra una especial relevancia en el caso de estas entidades, y, muy singularmente, en el ámbito de las cadenas de suministro que las integran.

La tesis central que estructura este trabajo es la pertinencia de interpretar el creciente protagonismo de la RSE de las compañías transnacionales, sobre todo, por lo que hace a dichas cadenas de suministro, a la luz del ascenso correlativo de las nuevas modalidades de incertidumbre y riesgo, así como de ignorancia, que emergen en un contexto de globalización.

Así, en primer lugar, cabe aludir a la entronización actual de la percep­ción de dichas empresas como unas de las principales productoras de grandes impactos a escala global, que conllevarían, además, potenciales riesgos de ca­rácter medioambiental , económico o social. Además, aquellas atienden cada vez más al objetivo de tratar de minimizar su propio riesgo reputacional, derivado de dichos posibles impactos, en un contexto de creciente incertidumbre. Esto concuerda con el diagnóstico de que habitamos, según Wallerstein

(2002), «un mundo incierto», una era de «retorno de la incertidumbre a la sociedad», como expone Bonss en un texto del que se hace eco Beck (1997), de «ascenso de las incertidumbres», de acuerdo con el título de unas de las últimas obras de Castel (201O); de proliferación de los riesgos y las incertidumbres «fabricadas» (Beck et al., 1997, p. 220; Beck, 2002; Giddens, 1990 y 1999) o de «generalización del riesgo» (Ramos, 2018, p. 255). Las caracterizaciones ofrecidas en estos conocidos trabajos son muy distintas, pero todas ellas confluyen en diagnosticar un nuevo protagonismo de los riesgos y u na problematización de la seguridad. Como Giddens expone, la noción de in­ certidumbre es «inseparable» de las de riesgo y probabilidad (Giddens, 1999, 22). Es más, conforme a la definición de Beck (2002, p. 200), la incertidumbre construida se identifica precisamente con los «riesgos y peligros autoge­nerados». En la versión inicial, y más celebrada, de la conocida «sociedad de riesgo» (Beck, 1998), este tipo de incertidumbre y de riesgos se interpretan como u n producto de la segunda modernidad o modernidad reflexiva. En una obra posterior, se añade la globalización de la modernidad como causante de estas nuevas consecuencias no queridas, algo que también señala Giddens (1999). Y, efectivamente, la globalización de las actividades de estas empresas transnacionales, y, muy especialnente, de sus eslabones más vulnerables, esto es, las cadenas de suministro, compuestas por una gran cantidad de empresas y trabajadores de muy variada organización, de bordes difusos, dispersas hoy en el espacio mundial, y por las que circulan una enorme cantidad de objetos, abre un escenario de incertidumbre respecto de sus impactos. De otra parte, la entronización de la interconexión y de las nuevas temporalidades sociales que se despliegan también con la globalización, caracterizadas tanto por el ascenso del «tiempo glaciario» como del tiempo de la simultaneidad (Lash y Urry, 1998, p. 325), ponen sobre la mesa el temor a impactos financieros, sociales o medioambientales que puedan tener una repercusión inmediata a escala mundial y cuya duración se prolongue por un período superior incluso a lo que podemos imaginar.

La incertidumbre que aquí se aborda, a través de la consideración de la RSE de las empresas transnacionales, se sitúa entonces claramente en el ám­bito de su plasmación en la vida social, en tanto que aspecto constituyente de la misma, y que, a su vez, se constituiría de la mano de los nuevos riesgos e ignorancias globales. Este carácter incierto sería predicable, además, de la propia configuración de la llamada «empresa red» (Castells, 1997) y de sus cadenas de suministro, de perímetros más difusos y dispersos que la empresa nacional «clásica». También lo sería, en su conjunto, del devenir futuro de la RSE, a caballo todavía entre el reconocimiento de la consolidación de su ex­ pansión, de un lado, y, de otro, la reserva que se deriva de su supuesto carácter gaseoso, o del hecho de que se trataría tan solo de una cuestión puramente epidérmica o de «moda».

Hay que recordar, además, que otros muchos «stakeholders», más va­riables e imprevisibles que los protagonistas de las relaciones laborales mo­dernas, al estar integrados por una gran multiplicidad de organizaciones y entidades (desde las no gubernamentales hasta las federaciones sindicales internacionales o las vinculadas a la movilización por la justicia global), pugnan, asimismo, por minimizar los impactos negativos potenciales de estas grandes empresas, así como por reducir la incertidumbre que rodea a las condiciones de producción de dichos impactos y la ignorancia que muy frecuentemente los rodea, y por aumentar la responsabilidad por los mismos. Los plan­teamientos de estos actores sociales, si bien han conocido muy distintos desarrollos, han coincidido con importantes instituciones internacionales, como Naciones Unidas, la OIT o la OCDE -las que, sin duda, más se han involucrado en la cuestión de la RSE-, en apuntar en dos direcciones. De una parte, el intento de construir una suerte de regulaciones, más o menos «débiles» o «duras», con el fin de tratar de embridar los riesgos y reducir la incertidumbre. En segundo lugar, la priorización del principio de precau­ción frente a estos riesgos y a la ignorancia posible de los mismos, bien sea que esta última se piense, a su vez, como minimizable, o, por el contrario, como inevitable. En cualquier caso, en su punto de mira ha estado garanti­zar la comunicación de la existencia de dichos riesgos y la percepción de su trascendencia, lo que afectaría, directa o indirectamente, a la reputación de las compañías involucradas, a escala global.

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El presente artículo está incluido en la obra «Incertidumbres en las sociedades contemporáneas» Publicado por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). Más información AQUÍ.

Margarita Barañano Cid
Categorias: Opinión

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