Constantemente escuchamos que lo más importante para el desarrollo de un país es la educación de calidad. Que la educación es la única forma de acabar con la pobreza, la falta de prosperidad y la corrupción.
¡Que es el único motor de desarrollo en una comunidad!
¿Entonces? … ¡Sabemos lo que hay qué hacer! … Lo contradictorio es que al momento que invitas a invertir en ella, te comentan que la persona que quiere estudiar lo hará si de verdad está comprometida, ya que es “asistencialismo” si propones apoyar a un joven a lograr un grado universitario; o lo más lamentable, se les ofrecen universidades que no otorgan ningún crecimiento profesional.
Nos encontramos en un circulo vicioso porque nos rehusamos, como país, a invertir en una educación de calidad, donde se tenga más probabilidades de lograr o superar los objetivos de aprendizajes establecidos; pero estamos dispuestos a otorgar financiamiento a proyectos productivos donde el fracaso es más probable, por la escasa o nula oportunidad de preparación académica que existen en las áreas rurales de nuestro México.
¿Sabías que en México existe un 50% de probabilidad de permanecer en las circunstancias en las que naciste, por el resto de tu vida? Son esas circunstancias que no elegimos pero que nos configuran, como el lugar en el que nacimos, el tiempo en que nacimos, el nivel económico, social y educativo de nuestros padres, y las escuelas a las que asistimos en nuestra formación básica.
La mayoría de los economistas coinciden en que la importancia del capital humano determina el nivel de vida de un país. A mayor educación, mayor productividad.
¿Cuál es la razón de que no podemos trascender del discurso a la gestión? ¿a señalar sin actuar? ¿O es que nos ha modelado perfectamente el sistema en el que estamos insertos?
Elitismo paternalista y caritativo les llaman a las acciones que universidades privadas y empresarios ofrecen a jóvenes que nunca hubieran tenido la oportunidad de acceder a este tipo de formación, más, sin embargo, ponen la muestra de que aún que las cosas no funcionen como nos gustarían, se atreven a demostrar que no es la falta de talento lo que condena a estos jóvenes a la pobreza, sino es la falta de oportunidad a una educación que nos refieren, es un derecho universal.
El proyecto intercultural de la organización Comité Pro Becas Sonora, A. C., es una muestra de atreverse a la acción. 94 jóvenes de 4 etnias mexicanas pudieron haber elegido otro camino muy distinto sin esta cadena de solidaridad. Pueden conocerlo en www.probecassonora.org
Solo recordemos:
Un mundo construido sobre la indiferencia, la injusticia social y las profundas desigualdades…Es un mundo sin futuro. Albert Camus
Por Sandra E. Aguilar
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